lunes, 31 de agosto de 2009

¿Damnatio memoriae?

Latín que exclama ante el tiempo y el recuerdo una amenaza catastrófica para todo ser (vivo o semi vivo); no trascender más allá de un mismo. Aquel destierro de la memoria aterra la esencia vital, recorre cual frigidez expansiva los nervios.
Heidegger habla un poco de la existencia de uno a través del reconocimiento del otro; Levinaz aborda dicha teoría desde la identidad de uno a través de un otro y Zizek confronta la duda de ser totalmente libre sin la necesidad de un otro, pero todos dejan la cuestión de la identidad libre cual utopía. Somos lo que somos por el otro, con el otro o ante el otro; pero la realidad sin ello se esfuma y quedamos sin nada sin siquiera reconocer el oasis reflexivo.
¿Cómo no sentirme perdida si estoy al borde de la condena? Me han dejado las voces repetitivas de mi mente y ahora sólo escucho ese silencio nemotécnico de las olas saludando al viento; ¿soy sólo un largo silencio cual añoranza vacía y hueca de un teléfono sin ruido? ¿o la voz insistente de un seudo lamento que quiere ser escuchado? No lo sé , lo ignoro...
Son las once cincuenta y dos y estoy perdiendo mi respiro...

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